viernes, 15 de julio de 2011

Tengo madrina.

Sí.
 Pilar Sánchez Vicente ha aceptado ser mi madrina en la presentación de mi libro.
Será ella la que haga la presentación del mismo junto conmigo.
Para aquellos que no la conozcan es escritora de aquí de Gijón su último libro se llama Operación Dracula.
Aquí os dejo un enlace para que podáis acceder a su blog y ver sus otros libros.

http://pilarsv.blogspot.com/

miércoles, 13 de julio de 2011

El libro de un amigo.

No es mucho lo que puedo decir porque aun no lo he leído y el vídeo que tengo es de navidad pero de todas formas aquí os dejo este link por si os interesa.
Es también de fantasía.
Aquí os dejo un resumen del mismo:



"Una fría mañana, Erik –un muchacho de quince años- recibe la inesperada visita de sus mejores amigos, Gunnar y Kodran, que le informan que un lobo ha sido capturado y sacrifcado por Olaf, el trampero. La curiosidad y el afán de aventuras incitan a los muchachos a dirigirse a las montañas en busca del resto de la manada, sin que en ningún momento sospechen que lo que descubrirán allí infuirá en sus vidas de un modo determinante.
El Amanecer del Guerrero es el primer libro de la saga «Erik, Hijo de Árkhelan», una serie condimentada con los ingredientes necesarios para el deleite de lectores jóvenes y adultos: aventuras, batallas, traiciones, personajes misteriosos, amistad, romance, honor... Y todo ello ambientado en los hermosos parajes de los países nórdicos.
«Aventuras, personajes inolvidables, animales misteriosos... Miguel A. Jordán apuesta claramente por una visión optimista del hombre. Prometedor comienzo de una saga que atrapará a lectores de todas las edades.» www.delibrosqueleo.blogspot.com
«Adéntrate en una historia llena de valores y coraje de la que te será difícil escapar.» www.literariojuvenil.com
«Una novela de aventuras en la que los personajes brillan con luz propia. Recomendable para todos los
públicos.» Hacer Familia
«Erik es un héroe cercano, valiente, real, que se verá envuelto en una serie de aventuras que ensalzan el coraje, el honor y la amistad. Jordán presenta un mundo inexplorado, lleno de detalles y matices.
Buenos personajes, grandes aventuras, paisajes salvajes y un puñado de lobos: esta novela lo tiene
todo.» www.crisalidaliteraria.com"

http://youtu.be/m4oXFVXkj40

Y por último un link para su blog:
http://erikhijodearkhelan.wordpress.com/

martes, 12 de julio de 2011

El video

No se si me dejará subirlo aquí o no:
Se supone que tiene sonido pero no lo reproduce no sé el motivo.

Pecados.

   Creo que este es el último que tengo que subir:


Pecados:


   Paso a paso sin mirar atrás sin calcular lo que dejo.
   Paso a paso busco el motivo que me llevó a andar por este fuego que me rodea, miró a mi alrededor y no veo más que ese fuego abrasador pero que no quema, que no da calor.
   Todos piensan que este es nuestro castigo, que merecíamos este final.
   Pero no fue el final de nada sino el comienzo de una guerra de no acabar, una guerra que tal vez inicié yo.
  Aunque solo pretendía hacer un regalo a esa nueva creación de él, por lo visto conseguí algo que no esperaba.
   Perdí mis alas otorgadas por él, perdí mi nombre verdadero, perdí su gratitud y su amor.
   Un precio alto fue el que tuve que pagar un precio demasiado grande, pero nadie entiende que yo pensé que lo que hacía era agradar sus deseos.
   Nos pidió vigilarlos, cuidarlos y guiarlos, yo tan solo otorgué un bien, tan solo les entregue la forma de pensar por ellos mismos.
    Les hice el regalo que los llevó a lo más alto, él sin embargo lo consideró una traición.
    Yo quería mostrarles, enseñarles a esas pobres criaturas lo que él había hecho por ellos, pero para poder hacer eso, debían entender, razonar, comprender, debían poder procesar la magnitud del regalo que él les había entregado, por ello yo les regalé ese don de entender, y pensar por ellos mismos.
   Nunca imagine, a pesar de que él lo pronosticó en su momento que ese don sería algo que los haría creerse superiores a él, sería algo que los haría hacer dudar de su existencia misma.
Pero a pesar de todo lo sucedido no considero que este castigo infligido por él fuese algo que mereciese, nunca pensé que después de tantos siglos de existencia llegaría el momento en que considerase que ya era hora del perdón.
     Pero lo ansío y deseo.
    Quiero el perdón de él, uno que se no llegará, a pesar de ser él, el predicador de eso mismo, pero él no me otorga a mí ese perdón que predica pues para él todo lo que sucede en su preciada creación es mi culpa.
     Él opina que todo lo que en esta pasa que se escapa a su control es culpa de mi preciado don.
    He de admitir que nunca llegué a imaginar que lo utilizarían como lo han hecho, no imagine que mi don sería puesto en práctica de maneras tan poco productivas y tan destructivas.
   A pesar de todo no me arrepiento de haberlo otorgado, pues no solo ha producido cosas malas en él, pues ese don, al igual que todo si se sabe cómo utilizar puede dar cosas maravillosas.
   Esa era mi intención hacer que su propia creación fuera a más, fuese mejor, pero al igual que todo no soy perfecto como él y cometí mi error, por el que aun ahora estoy pagando.
   Siete fueron los que me siguieron y ayudaron en ese momento, y siete son los que ahora pagan conmigo, pagan por mí error.
   Nuestros nombres antes hermosos y otorgados por él ahora son despreciados y tabú en su reino, en su escritura y su palabra tenemos nombres que no deben de ser puestos en práctica.
   Nos representan como monstruos y nadie nos brinda el beneficio de la duda.
   Nosotros somos el mal que deben de ignorar e intentar sobrepasar, deben de cuidarse de nuestra influencia y no dejarse tentar por ella.
    Recibimos nombres deshonrosos y que a nosotros no nos agradan, piensan que en realidad somos así y no se pueden percatar de la realidad.
   Una realidad que no podemos negar, y es que en su momento también pertenecimos a su reino, que fuimos creados por él, que por mucho que él nos haya despreciado y denigrado procedemos de una parte de él, y por ello creemos en lo mismo que él cree y en lo que él mismo creo, por ello opino que nuestro castigo está más que sobrepasado.
   A mí me coronó rey de todos ellos, y por eso el más odiado de todos, antes mi puesto era el de su preciado y más allegado seguidor y pasó a ser su más odiado y temido rival.
    Vivimos en un tira y afloja uno que no se acaba nunca, a pesar de mi castigo él mismo no es capaz de dejar de verme, eso me hace pensar que todo su amor no ha sido del todo enterrado y eso me da la esperanza de poder recibir en algún momento lo que él predica, aunque espero que no solo me lo otorgue a mí, pues ellos siete se lo merecen aún más que yo.
    Pero a ellos no los ha vuelto a ver nunca más después de todo el tiempo transcurrido desde que esto se inició.
    Nuestro último encuentro es lo que me ha hecho volver a pensar en todo esto, nuestro último movimiento en su creación.
    Un movimiento que me ha vuelto a obligar a hacer, parece divertirse con esta guerra en su pequeño tablero ahí en su reino, hacemos una jugada cada uno cada ciertos años, y ellos lo sufren, haciendo que yo quede de nuevo mal parado en todo esto.
    Yo que debería de ser amado como todos ellos, pasé a ser su enemigo y su muñeco de tiro, parece que le divierte esta situación en ciertos momentos de nuestros encuentros puedo ver su sonrisa en su rostro.
    Puedo identificar cierto toque de divertimiento eso me hace pensar, ¿acaso es que él lo había planeado todo así?
   ¿Acaso él buscaba una persona con la que poder hacer una buena partida y yo fui el escogido?
   ¿Y ellos, entonces son las piezas de ambos?, ¿se merecen ese puesto tan solo por haber recibido mi regalo?, ¿es acaso ese el castigo de ellos que no tienen culpa de esto?
   Todas preguntas sin respuesta hasta que él decida otorgármela, todas preguntas a las que no se si deseo respuesta.
   Camino con cautela por mi propio reino, pues está infectado por todos esos seres que él ha desterrado de su mundo, esos seres que él me envía para hacerme ver que mi regalo no era nada bueno.
    Pero bien que se queda y abre sus puertas a los que han obrado bien y eso también ha sido gracias a mi don.
   En mi reino he de andar con cautela y por ello porto una espada, y no por ello soy peor, pues tanto Miguel, como otros tantos de su lado también la portan, pero solo yo soy juzgado por ello.
    Al verme hoy con ella, su ceño se frunció y me recriminó, considera que eso no debería de estar en mi espalda, y agregó que eso no era bueno para mi causa con él.
    Sé que no le gusta pero en este reino que él me otorgó es necesario.
    --Veo que estas de vuelta. -unos ojos azules se abren paso en esta oscuridad y sé a quién pertenecen a una de los siete que fueron enviados aquí conmigo.
    --Bested no deberías de estar aquí sola.
  --De nuevo utilizas mi verdadero nombre, pero he de recordarte mi querido Lucy que ya no soy merecedora de este. -noto su típico toque de resentimiento, ella al igual que todos me culpa por esto y es cierto merezco su odio y su recrimina miento es por ello que nunca los intento aplacar.
    --Para mí ese será tú nombre y no deberías de renunciar a él.
    --¿Acaso has visto signos de que vayamos a ser perdonados? -noto su anhelo el mismo que el mío, tal vez si no me hubiese presentado con la espada podría entregarle otra respuesta a esa pregunta.
    --Me temo Bested que eso está lejos de pasar, me obligo a mover de nuevo. -veo tristeza en sus ojos y sé que sabe lo que significa, se coloca a mi lado y al mirarla de reojo veo su largo cabello rojo fuego recogido, va enfundada en un traje negro, poco a poco va cerniéndose sobre ella la oscuridad una que parece envolvernos a todos nosotros con el tiempo.
    --Así que de nuevo, entonces Lucy no me llames Bested llámame por mi nombre actual hasta que él me otorgue el perdón que ansío y sea merecedora de poder volver a portar el verdadero con honor. -su voz es triste y al mirarla de frente veo correr lágrimas por sus mejillas de nuevo está llorando, es ahí cuando la veo de frente que me percato que lleva a su espalda algo que hasta ese momento no llevaba un arco, negro completamente y que ha sido tensado con uno de sus cabellos pues la cuerda que une ambos extremos es rojo fuego.
    --Te has armado.
  --Así es, fui atacada por uno de ellos, después de lo que pasé en tu ausencia decidí protegerme para cuando tengas que volver a ir.
    --¿Acaso Armatel no estaba?
   --Déjalo ya Lucy, llámanos como hemos sido condenados, escucharte nombrarnos como él lo hacía nos hace daño, ¿acaso no te das cuenta de eso?
   --No quiero perder entre nosotros que somos los únicos que sabemos nuestros nombres verdaderos estos, quiero que al menos quede constancia de que en una ocasión éramos dueños de nombres que debían de ser respetados y amados.
   --Pero nos duele pues hicimos algo que nos hizo deshonrarlos, y todos queremos poder utilizarlos de nuevo libremente, pero cada vez que tú los dices nos dañas, por favor ten piedad la que él no tiene con nosotros.
   --De acuerdo, si eso es lo que deseas, te llamaré por el nombre que te han otorgado, por el pecado que dicen has sido condenada.
   Veo lágrimas caerle y extiendo mi mano por su rostro para quitarlas cada vez que vuelvo de verle es lo mismo, creo que poco a poco estamos perdiendo la esperanza y no quiero que eso les pase.
    Acerco mi rostro al suyo:
    --Lujuria, no te dejaré caer aún más. -y una vez más intento que ella olvide un poco de su dolor, beso sus labios el único consuelo que tengo aquí.
   Y aunque su creación ha decidido que ella sea una de los peores pecados no es cierto pues hasta él acepto en su momento que ella y yo estuviéramos juntos pues el amor no es un pecado, y eso es lo que ella y yo sentimos amor.
   Juntos caminamos ahora cogidos de la mano hacía donde ahora moramos todos nosotros.
    --¿Entonces Ira no se encontraba cuando te atacaron?
    --Abandono el lugar un día después que tú, no informó de a donde se dirigía.
   --Entiendo.- aunque lo cierto es que no, últimamente Armatel esta extraño y no me explico que le sucede, esta como su nuevo nombre otorgado cada vez más enfadado y creo que es el que menos esperanza de todos tiene ya.
    --¿Qué hay de Casti... -me mira con enfado y rectifico de nuevo iba a utilizar otro nombre no debido: --Gula?
    --Encerrado en su cuarto no abre a nadie y no quiere saber nada de nada.
    --¿Qué está pasando? -detengo mis pasos e impido que ella avance pues al detenerme ella no puede seguir ya que nuestras manos están cogidas.
    --Lucy, cada vez que subes nos desesperamos más, cada vez que lo ves tenemos miedo de que sea la última, aunque no sabemos que es lo que hay al final del camino, tal vez sea el perdón que tanto ansiamos, pero también puede ser un castigo peor.
     --No es tan cruel y lo sabes él no haría algo como eso.
    --Otra vez estas defendiéndolo Avaricia e Ira dicen que crees que merecemos esto, pero te recuerdo que esto es culpa tuya Lucy.- de nuevo me reprocha todo esto y sé que lo merezco pero me duele que ella sea la que lo diga.
    --Eso no es...
   --Lucy mira nuestra condena, fíjate lo que nos ha dado por hacer un simple regalo, no puedes seguir creyendo en él, no puedes seguir de veras confiando en su perdón y esperarlo.
    --¿Es que tú ya no lo esperas?
    --Lucy no sé qué pensar en es...
   --Espera no, no lo digas, por favor no sigas hablando así, Bested confía en mí lo conozco mejor que Armatel y Gestebel, sé que nos perdonara, y también sé que este castigo es demasiado, y que no os lo merecéis, que es mi culpa todo esto, pero por favor confía en mí nos perdonara llegará el día en que nos perdonara.
    --Pero estoy cansada de esperar y creer.
    --Bested escu....
    --YA BASTA, SOY LUJURIA NO BESTED, LUJURIA.
   Su voz se hace escuchar a nuestro alrededor, y me mira enfadada, no le digo nada más pues sé que no servirá de nada, y temo que ella al igual que Armatel haya perdido la esperanza, ¿cuantos más lo habrán hecho?, ¿cuánto quedará para que los otros lo hagan?
    Caminamos ahora en silencio y sin mirarnos aunque aún cogidos de la mano, eso me demuestra que aún no la he perdido.
    Llegamos a las puertas de nuestro hogar, y nos espera Minetel, el hermano menor de Miguel.
     --Veo que ya estás de regreso Lucifer.
     --Sí.
     --¿Qué novedades nos traes? -pregunta, aunque después de mirar a Bested dice:-Veo que nada bueno.
     --No le gusto la espada. -dije sencillamente.
     --Él nos ha orillado a esto.
     --Creo que esperaba que pudiéramos apañarnos sin usar cosas tan extremas.
    --Mi hermano y otros de ellos las utilizan, no veo que se enfade con ellos.
    --No entiendo su enfado Mine...
    --Pereza Lucifer, es Pereza.
    --Perdona, el caso es que me hizo hacer otro movimiento.
    --Entiendo, así que no está cerca después de todo.
    --¿Qué os está pasando a todos?, tenemos que esperar ya no queda mucho.
   --Esperar, el problema Lucifer es que como mi pecado indica ya estoy cansado de esperar, eso es lo que tiene la Pereza que cansa todo. -se gira y se aleja de nosotros ¿él también se ha dejado oscurecer tanto?
     Entramos dentro yo siendo más bien arrastrado por Bested que tira de mi mano, de verdad que ella es mi único apoyo.
   Aprieta mi mano como dándome apoyo y sin que ella lo sepa esperanza, tal vez sea ella la que me está permitiendo seguir teniendo esta esperanza, tal vez piense que ella se merece ese perdón y el tener esa certeza me hace pensar que de verdad él se lo otorgara a ella y a todos.
    He pensado mucho y creo que tal vez necesite hacer algo en especial para que ellos sean perdonados pero nunca le he preguntado tal vez la próxima vez que lo vea se lo pregunte.
   Entramos en la sala más grande de nuestra morada y me encuentro con que allí se encuentran Armatel, Gestebel, Sinael y Carded.
   --Por vuestras caras es evidente el resultado de tú nueva visita. -Hace notar Gestebel.
    --Sí, de nuevo me hizo mover Envidia.
    --Bueno no es una sorpresa, no era como si esperara de él algo que se no otorgará por mucho que quieras creer Lucifer.
    --Soberbia él cree algo posible al menos Lujuria piensa que así es.
    --Pero Envidia, yo ya no deseo lo que él pueda desear darme, tal vez no espero ya nada de él es más no lo necesito.
     Abro los ojos antaño verdes como el color que su creación le otorgó a la esperanza ahora negros, ante lo que todos ellos dicen, no es posible que todos se hayan dejado oscurecer de esa forma.
    Me percato ahora de que todos portan armas, Armatel ahora conocido como Ira lleva una espada igual a la mía, su cabello rubio se lo ha cortado y lo tiene por encima de los hombros, y sus ojos ahora son grises cuando antaño eran unos bellos ojos miel.
    Sinael ahora Envidia porta cuchillos en un cinturón alrededor de su cintura, su cabello blanco está recogido en una coleta no porta sus típicos vestidos sino que ahora viste pantalón y camisa, todo negro, ha abandonado su azul, hasta el de sus ojos ahora son rojos sangre.
   Gestebel o como le han otorgado Avaricia, lleva una espada, su cabello negro ha sido cortado también y este de forma más radical que Ira, viste al igual que todos de negro, y sus ojos al menos siguen siendo marrones.
    Carded por otra parte esta irreconocible, parece otra persona distinta, su hermoso cabello castaño se ha oscurecido y ya no es tan llamativo y hermoso, y sus ojos ahora son violáceos cuando antes eran azul turquesa del mar.
    Porta dos hachas a la espalda cruzadas.
   Aunque estas no son muy grandes y por lo que puedo apreciar tal vez no sean muy pesadas pues dudo que ella pudiera manejarlas si así fuera.
    Parece haber aceptado su pecado y haberse modelado a él Soberbia es su nuevo nombre.
    Aprieto la mano de Bested deseando sentirla a mi lado ya que los demás parecen lejos de estarlo.
    Y la siento corresponderme a ese gesto, ella sigue aún a mi lado, aún queda algo de Bested en ella.
    --Bueno Lucifer estamos aquí esperándote a ti, y a lo que vas a hacer a partir de ahora. -Ira ha sido el que ha hablado.
    --No entiendo.
    --Queremos que nos digas que harás, espero que no digas que esperar. -dice Avaricia.
    --Es eso precisamente lo que haré, esperar a que me vuelva a llamar, hay algo que le he de preguntar.
   --De nuevo esperar.- Ira se ha levantado mientras suspira al parecer cansado por algo:- Lucifer me he cansado de esperar al igual que ellos. -dice este.
    --Así es, nuestro castigo ya ha sido más que suficiente si él no nos deja volver por las buenas tendremos que buscar una forma de volver.
    --¿Que estáis diciendo? -no se ni siquiera si me habrán escuchado pues mi vos no ha sido más que un susurro.
    --Que nos hemos cansado de la espera, y vamos a volver así sea por las malas, ese es nuestro hogar, merecemos tanto como Miguel y los otros estar allí. -sentencia Minetel que acaba de llegar.
    --Pereza tiene razón, ya han pasado siglos de sobra y hemos pagado más de lo que hicimos esto ya no es justo, y él proclama justicia como si él mismo lo fuera, me canse de seguir su designio cuando es más que obvio que por más que hagamos no nos otorgara el perdón.
    --Pero eso no es cierto, él nos perdonara en su momento estoy seguro de ello.
    --¿Cuál fue su motivo esta vez para no dárnoslo? -pregunta Ira.
    --No le agrado la espada. -contesta por mí Bested.
     --No le gustó la espada, así que nos manda lo peor de lo peor ¿y quiere que los contengamos con flores? -dice Envidia riéndose al final de sus palabras.
   --Sea lo que sea, él no considera que merezcamos el perdón aun, y lo siento pero no estamos dispuestos a esperar más, ya no. -Ira me mira y veo que me dice la verdad.
    --¿Qué haréis entonces? -pregunto con miedo a la respuesta.
    --Atacaremos su reino, volveremos a nuestro hogar, iremos con los nuestros de nuevo, nos reuniremos con los que nos arrebató sin motivo.
     --No podéis estar hablando enserio, no dejaré que subáis a matar a los que se enfrenten a vosotros, no dejaré que muráis ni que matéis.
     --Lucifer no podrás hacer nada por evitarlo. -la voz de Ira es calmada y me deja sorprendido cuando veo que saca la espada de su vaina: --sabíamos que te negarías, y lo lamento pero de nuevo te repito que estamos cansados de esto y nada ni nadie nos impedirá seguir adelante.
     Nada más terminar de decir esas palabras y con la velocidad que nos fue otorgada se coloca delante de mí, tan solo puedo apartar a Bested de mi lado para que no la hieran y sacar mi propia espada para parar su estocada.
    Bested ha caído al suelo, está sumamente sorprendida lo veo en sus ojos que nos mira con miedo.
   --Escúchame Armatel, no podréis ir muy lejos y seréis condenados a algo peor, ¿es que no lo entiendes?
   --Ya nos da igual, eres tú el que no entiende, si tenemos esto por no hacer nada, no nos importa lo que nos pueda pasar en este caso será por un motivo y quién sabe si ganamos podremos recuperar lo que nos arrebató, echo de menos lo que tenía y me quitó y no hay cosa peor que esto.
    --Podríais dejar de existir.
    --Lucifer eso sería la libertad. -sentenció este, apartó su espada con furia y me asesto un nuevo golpe con      Ira imprimida en este, cada nueva estocada es más fuerte, y yo no puedo hacer más que pararlas, no quiero herirlo, tal vez después de un rato con esto él se tranquilice y entre en razón.
   Seguimos con nuestras cintas, con sus estocadas atacantes y ansiosa de hacer diana en mí, yo con mi defensa desesperada, y con temor a ser herido y que no se pueda impedir lo que ansían hacer.
   Comprendo sus motivos pero así lo harán todo peor.
    --No podrás impedirlo, no más, lo siento Lucifer este es el final para ti, aun en este momento deseando su perdón buscándolo y esperándolo, pero no te das cuenta de que no llegará, ven con nosotros y así solo así podrás entrar de nuevo en nuestro verdadero hogar. -Como deseo hacer eso, y él lo sabe pero no, no lo atacare a él, seguiré cumpliendo hasta que él me perdone.
    --Seguiré esperando al igual que ustedes. -lo apartó de mí con fuerza y doy una vuelta sobre mí mismo intentando ubicar a Bested y la veo que ahora está de pie mirando la lucha me sonríe y sé que ella está conmigo, ella me apoya.
   Ira vuelve a la carga, y nuestras espadas se vuelven a encontrar ahora estamos a la misma altura y nuestros ojos se encuentran, veo su furia en ellos, y sé que va enserio que no es un juego que tal vez no salga con vida de esto.
   De nuevo lo alejo de mí, pero su espada es rápida y ansia la victoria tanto como la mía, aunque solo defendiendo no sé si lo conseguiré.
   Estocada tras estocada, un píe delante otro atrás, vuelta a la derecha, giro a la izquierda, cinta a la derecha cambia su espada a su mano izquierda y me pilla de sorpresa, golpea mi muñeca, y mi espada cae al suelo al abrir yo la mano, a la par que la suya se sitúa bajo mi cuello.
    --Se acabó, tú última oportunidad Lucifer, únete a nosotros o desaparece.
    --No lo haré. -Sus ojos brillan:
    --Sabía que dirías eso, adiós. -levanta un poco su espada, y prepara el golpe de gracia, pero se detiene y abre los ojos con sorpresa justo cuando una flecha atraviesa el hombro izquierdo haciendo que caiga su espada al suelo.
   Ambos miramos a la misma persona, Bested ha sido la que ha disparado le sonrío agradecido pero mi sonrisa dura lo mismo que la sorpresa de Envidia, la veo llevar su mano a su cinturón y se lo que pretende, corro y agradezco esa velocidad que nos concedió él, pues justo a tiempo me interpongo entre el puñal de ella y su presa Bested.
   Pero solo llegué a impedir el puñal que me atravesó el corazón no pude detener a Avaricia y su espada, que al atravesarla a ella se clavó en mí.
   Cuando Avaricia retira la espada, me da tiempo a ver como ella cae a la vez que yo y sé que ambos desapareceremos.
    --Lucifer. -murmura ella, dejando salir un líquido rojo que resbala por su barbilla.
    --Llámame Lucero del alba Bested. -si lo hace no la oigo pues ambos a la vez tocamos el suelo, seguro que ambos completamente perdidos ya.

****

    Siento que acarician mi rostro con cuidado y siento como algo cae en mi mejilla algo cálido, extraño pues hacía mucho que yo no podía sentir la calidez, tan solo cuando Bested estaba conmigo.
    --Mi querido Lucero del alba, por esto no quería las espadas a tu alrededor.
   Esa voz me trae en cierto modo gratos recuerdos otros no tan buenos pero solo puedo preguntar algo:
    --¿Qué era necesario? -solo necesito saber que necesitaba hacer para recibir el perdón.
    --Lo que hicisteis. -no lo entiendo al menos hasta que siento que cogen mi mano derecha con cuidado.
   Abro al fin los ojos y la veo, tan hermosa como siempre, tan cálida como antaño, tan sonriente como hacía siglos no lo estaba.
    --Bested.
    --Lucy. -sonríe de nuevo.
    --Estás bien.
    --Y tú vuelves a tener un verde mirar. -me vuelve a sonreír.
   Me percato de que ahora viste de blanco y que tiene alas blancas y únicas, las alas que solo los argeles pueden portar.
    --Has sido perdonada.
  --Y tú. -me dice sonriendo más amplia mente, mientras me incorporo, y veo que a mí alrededor se encuentran Miguel, Gabriel, Sablabriel, Bested, y algunos más, como Metatron.
   --¿Qué hay de los demás?
    --Ellos no. -me dice él con cierto enfado.
   Me giró para mirarlo y sé que estoy enfadado y que él lo sabe.
    --¿Por qué yo sí?
    --Tú hiciste un sacrificio, ellos tan solo desearon muerte y la otorgaron.
    --Pero lo hicieron por que estaban cansados.
    --Pero tú y Bested también lo estabais y os sacrificasteis por nosotros, fuisteis sus primeras víctimas y no las últimas Lucero, ellos mataron a muchos.
    --Fueron condenados y hechos caer sin motivo.
    --Había un motivo.
    --No, solo había motivo para hacerme caer a mí, no ha ellos.
    --¿Después de lo que te han hecho a ti y a Bested los defiendes? -Metatron, que es el más joven no me entiende y tan solo veo como él sonríe y me dice:
    --Por eso siempre fuiste mi favorito Lucero y no sabes cómo me dolió herirte, no sabes cuándo debes perdonar y cuando no.
    --Y eso es lo que me decepciona a mí, otorgas y predicas que hay que perdonar pero a ellos que son inocentes no les otorgas el perdón.
    --No han hecho aún nada para que se lo otorgue.
    --¿Qué me dices de entregarme yo por ellos?
   Es lo justo, no merezco el perdón que a ellos se les está negando y si es así no lo quiero.
    --Estoy de acuerdo con eso, ellos merecen el perdón, si Lucy cae de nuevo yo quiero caer con él.
  El silencio se hace a nuestro alrededor y todos ellos parecen sorprendidos por nuestra decisión, todos menos él.
    --De nuevo tú sacrificio no el de ellos.
    --Pero debería de ser suficiente, me estoy sacrificando por todos ellos, que fueron castigados por un error mío.
    --Lucero del alba nunca te entenderé y me temo que tú a mí tampoco.- no escucho nada más, y Bested tampoco, nos toca con una mano a cada uno en la frente y nos sumamos aun cogidos de la mano en un profundo sueño.
   Tal vez al despertar hayamos vuelto a caer, nuestras manos se aprietan con un poco de desesperación y miedo, ¿qué será lo que encontremos al despertar?
   Siento de nuevo que vuelvo en mí, siento que mi mano derecha está siendo sostenida, Bested sigue a mi lado.
    --Parece que ya despierta. -Minetel, esa es la voz de Minetel estoy seguro de ello, ¿esto es lo que él ha decidido?
    --Sí parece que vuelven en sí. -Armatel.
    --Creo Gestebel que tendrás que pedir disculpas.
   --Mira quién habla, Sinael te recuerdo de quien era ese puñal. -son todos, pero no están usando sus nombres de caídos, ellos se llaman con sus verdaderos nombres ¿será eso que no hemos caído?
    --Todos les debemos algo. -Castigel.
    --Sí y no veas como me fastidia tener que agradecerles. -Carded.
    --Pues va siendo hora de hacerlo. -me oigo a mí mismo decir.
    --Lucero del alba, veo que ya despertaste. -Armatel.
    --Así es, y veo que no volvimos a caer.
   --No, nos otorgaron el perdón, tal y como tú nos habías jurado que él haría, a pesar de todo lo sucedido él nos perdonó.
    --Os dije que no perdierais la esperanza.
    --El ver tus ojos de nuevo de ese color nos a devuelve toda Lucero. -Sinael sonríe como siempre y vuelve a ser ella misma.
    --He de disculparme con Bested cuando despierte fue mi espada la causante de su...
   --Perdón. -dice ella mientras abre sus ojos azules como el cielo y aparece su sonrisa ahora de nuevo angelical.
   No se necesita decir nada más, todos nosotros que pasemos por tanto juntos, no necesitamos hablar para entendernos, y yo tan solo puedo agradecerle a él el otorgarnos una nueva oportunidad y dejarnos de nuevo ayudarlo en su ahora difícil tarea por mi regalo otorgado hace tantos siglos atrás.
   Pero ahora él me permite una vez más estar a su lado no sé si como su más allegado pero por ahora esto me basta su perdón es ya un gran paso.

Fin

Castigo Eterno.

Sol y Luna siempre quise escribir algo sobre estos dos astros y este relato fue lo que me quedó:

Castigo eterno:

   --¿Quiénes son los acusados?
         Doña Catalina Luna, Don Lorenzo Sol.
   --¿Quiénes los acusan? 
          Dos almas heridas.
   --¿De qué se les acusa?
          Traición.
    --¿Quién dicta sentencia?
           El populacho implacable.
    --¿Quién ejecuta la sentencia?
           La bruja Tierra.
     --¿Quién deja constancia en pergamino?
           Su amante Apodado: El Mar.
      Comenzaré por describir a la que sin ningún lugar a dudas era la mujer más hermosa que alguien podría nunca poner en la faz de la tierra.
    Era una mujer de ojos azules oscuros cual dos zafiros preciosos, cabellos rubios platinos de larga extensión, un cuerpo perfectamente formado además de una piel blanca igual que las perlas más hermosas.
    Ella se encontraba casada con un hombre que la amaba más que a su vida misma, y la colmaba de hermosos vestidos que la hacían verse como un ángel celestial. A lo que había que añadir las más extrañas y lujosas joyas que podía localizar.
    Pero a pesar de todo ello y de lo mucho que la amaba también era muy celoso de ella, pues cuando se posee la belleza celestial se tiene que tener mil ojos. Más que nada porque tu temor por perder lo que ya posees es muy grande, demasiado para poder controlarlo, y más a un hombre como con el que estaba casada.
    Sin ningún lugar a dudas la amaba como a nadie en este mundo pudo nunca llegar a amar, pero ella a él tal vez creyó en su momento que así era que era el ideal y el mejor de los candidatos, al menos hasta que llegó el fatídico día de la fiesta de compromiso de la hermana de su marido.
    Ella como siempre vestía uno de los vestidos que su marido le había regalado, hacía perfecto juego con sus hermosos ojos y con su pelo plateado aunque este lo llevaba recogido en un perfecto moño adornado con una pequeña guirnalda de perlas blancas.
   Sus ojos a pesar de que debían de mostrar una absoluta alegría no era así, pues aunque amaba y era amada había algo que fallaba y no era capaz a describir de qué se trataba.
    Como era de esperarse, la hermana de su marido era una mujer también de por más hermosa: de cabellos rojo fuego y ojos marrones era un poco más joven que ella tal vez uno o dos años, quien podría decirlo en una época en que la edad de la mujer se tornaba en tabú por miedo a las réplicas de la sociedad. Quien sabía cuál sería su edad exacta, solo aquellas que eran muy favorecías las decían sin reparos y con todo el descaro para dejar en claro que eran muy afortunadas pues su aspecto no correspondía para nada con su edad.
    Pero eso a ella no le importaba y a la hora de mi relato a trasmitir tampoco es muy importante, y mucho menos relevante. Así pues pasaremos al momento en que el padre de su marido entró a la sala de baile llevando a sus espaldas al joven galán que nos lleva a esta sala del tribunal:
    Un joven de ojos color oro llenos de fuego que mostraban su deseo de aventuras, su gran afán por el peligro, y sobre todo un brillo que a ella le llamó la atención en cuanto lo vio. Sus cabellos iban recogidos con un lazo y eran castaños intermedios, era un chico fuerte y que al parecer no le gustaba estar quieto y mucho menos el seguir ordenes, pues a pesar de que debería de ser un día feliz para él no lo parecía.
   Su ceño estaba fruncido y sus ojos no reflejaban alegría alguna, el padre de su marido comenzó a presentar al joven galán a todos los presentes:
    --Es un placer para mí presentarles al que se convertirá en mi nuevo hijo Don Lorenzo Sol, es uno de los personajes más ricos de su país y ha aceptado contraer matrimonio con mi adorada Elhiza. -y sin más señaló a su hija la cual al contrario que el que sería su amante irradiaba felicidad por todos los poros de su rostro.
    Su camino de presentaciones y su afán de que se le conociera lo llevó a cometer la peor de las locuras existentes, caminar hasta llegar al lado de su hijo mayor y su mujer:
    --O querido hijo déjame que te presente a tú futuro hermano menor. -sin más comenzó con la presentación del joven que no miraba nada entusiasmado a los que tenía enfrente pues no parecía para nada interesado en conocer al que sería su hermano político y la mujer del mismo.
    Sin mucho esfuerzo por parte de ambos se estrecharon las manos y ni cruzaron la mirada.
    --Y aquí está la hija política que cualquier persona desearía poseer, y la mujer que todo hombre sin lugar a  dudas desea. Te presento a Doña Catalina Luna la mujer de mi adorado hijo. -el joven no tomo mucha importancia a dicha mujer, pues para su criterio vista una vistas todas y aunque no estaba para nada convencido de ese enlace era más que evidente que no había marcha para atrás.
    La mujer extendió su mano para que el chico la besara en forma de respeto como debería ser y tal como correspondía este no dudo en llevar acabo el protocolo agarró con delicadeza la mano de la muchacha y la acercó a sus labios. Levantó un poco la vista para fijarla en la chica como forma de saludo y ese instante fue cuando ambos firmaron que estarían en esta sala de juicios sin pensarlo.
     Ni siquiera posó sus labios en la mano de la joven tan solo recibió de él un pequeño apretón y una gran sorpresa en sus ojos, acompañado de una curiosidad demasiado grande.
    Tras ese intercambio el joven decidió ahora si mirar al marido de la joven y al que sería su hermano político, gesto que el marido interpretó como libre desafío del muchacho descarado.
    Sin dudar si quiera el marido de Catalina la abrazó de la cintura y la acercó a él como dejando claro su posición y la de ella. Sin más hizo a la joven girar y la beso con posesión y deseo.
    Beso que la joven respondió sin dudar después de todo se trataba de su marido. Como era de suponer y esperar la hermana pequeña lista y espabilada como era, caminó con forma decidida y descaró hacía el joven espectador del beso y sin pensar en reputación ni nada que no tuviese que ver con que ese hombre era de ella pasó al lado de la otra pareja que ya se separaba y sin dudar un segundo y al ver la risa divertida de su futuro amante lo beso con celos y un fuego arrebatado demostrándole a ese hombre que ella poseía mucho y que podía dar mucho más.
     Pillado por sorpresa pero sin duda satisfecho él también decidió marcar territorio y beso a la chica pelirroja que se le ofrecía sin más dilación después de todo era hermosa, parecía ser decidida y aventurera no se dejaba llevar por las habladurías y no parecía dispuesta a perder.
     Poseía sin duda cosas que a él le gustaban y llamaban, es decir una joven que podría llegar a amar sin mucho esfuerzo, sería por eso que decidió a raíz de ese beso que se casaría con ella sin chistar.
     Los meses a esa cena pasaron volando al menos para dos de las cuatro personas protagonistas de esta historia, pues para las otras dos no fue tan piadoso el tiempo.
    Dos de ellos creían estar llenos de felicidad irradiaban por cada poro de su piel alegría absoluta y de la que nadie dudaba.
   Por otra parte nuestro querido galán no lo pasaba tan bien, un hombre de aventuras y peligros no podía vivir bien en una jaula por muy de oro que esta fuera.
    Es por eso que una noche igual a la de su compromiso en festividad, decidió llevar acabo (a pesar de querer pero no amar que resulta siempre diferente a su mujer) un pequeño acercamiento a la que de una forma u otra formaba parte de su familia.
    Doña Catalina se encontraba cerca de una de las ventanas mientras que su esposo había ido a arreglar ciertas cosas sobre negocios de los que a ella no se le informaban con algunos de sus socios. Una pequeña falta que le costaría cara a su querido esposo pues no llegaría a tiempo de impedir lo que esa noche provocaría más adelante.
    Don Lorenzo con una copa de un líquido espeso al parecer recién descubierto, pero realmente exquisito y que podía llevar a la locura al más cuerdo se acercó a la bella muchacha:
    --¿Qué podría ofrecer yo a cambio de esos pensamientos? -preguntó mientras ponía a la vista de la chica la copa con el rosado líquido.
    Ésta en cierto punto escandalizada pues una joven respetable no debía beber eso, y mucho menos alguien debía de ofrecérselo lo miró indignada.
    --¿Qué os hace pensar si quiera que yo querría dárselos? -y se dedicó a mirar más allá de la ventana añorando quizás una pequeña libertad, pues su esposo celoso de ella como era la tenía en cierta forma confinada a la vista de los demás.
    --¿Añoráis acaso mi señora la libertad robada? -dijo este mirando ahora hacía donde ella miraba y llevando su copa a sus labios. La joven sorprendida por sus palabras lo miró llevando su vista a la copa y los labios del chico para después apartar la vista sin contestar a la pregunta:
    --Veo que no queréis hablar con quién tal vez sea el único que pueda entenderla, pero os diré que tal vez también os pueda enseñar una pequeña libertad. Arriesgada sí, pero libertad al fin y al cabo. -sin decir más pero mirándola directamente a los ojos dejando brillar su mirada intensamente a los ojos de Catalina, y sonriendo traviesamente dejó la copa con un poco de su contenido rosado justo detrás de una de las cortinas y en el alfeizar de la ventana.
    Se alejó de la chica sin volver a mirarla más en la noche, por lo cual no se percató en ese momento de que la joven con no muchas reservas movía delicadamente la copa entre sus dedos buscando con acierto el punto justo en que los labios de él habían sido posados y con cuidado de no ser descubierta vertió por ese mismo lugar el poco líquido rosado que en la copa se encontraba cerrando los ojos y deseando dejarse llevar a esa prometida libertad.
    Segundos después depositó de nuevo la copa en el lugar dejado por él, escondida por el blanco cortinaje, para instantes después ser sorprendida por su marido, que no se percató del destello que los ojos zafiro desprendían en ese momento al contemplar al marido de su hermana política.
    La cual cogía a su marido con fuerza y hacía bailar al son de la música entre risas de ambos, pudiendo notar ella que la risa de él no era absolutamente real.
    Podía ver cariño en su mirar pero no amor, no el amor que veía en los ojos de su marido al mirarla a ella o en los ojos de Elhiza al mirarlo a él.
    La fiesta esa noche terminó sin más y no sería hasta el día siguiente que Don Lorenzo caminaría por la sala de baile ya completamente limpia de la festividad de la noche anterior, que habiendo llegado a la ventana en que recordaba haber hablado con Doña Catalina, descubriría la copa dada la vuelta con un pequeño rastro rosado en uno de los lados y vacía por completo.
    Tras mirar si había posibilidad de que el contenido hubiera sido derramado y descubrir que no había sido así sonrió, pensando que tal vez la ventana se empezaba a abrir.
    Sería ese el primer día que Elhiza Sol comenzaría a sospechar que algo no andaba bien con su amado, pues ese día hasta sus ojos sonreían.

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    Por otra parte Don Mariano Luna no sospechaba que la dicha en los ojos de su mujer no se debía a su alocada noche de pasión y llena de deseo que habían tenido y mucho menos sospecharía que esa noche se debía a que los pensamientos de su amada estaban puestos en otro hombre.
    Es por eso que no encontró inconveniente alguno a que su amada ese día decidiera ir a cabalgar con su hermana política al bosque y decidiese dejarla libre sin pensar en peligros ni nada por el estilo.
    Decidida y segura de su decisión Doña Catalina vistió su traje de montar y cabalgó hasta la casa de Elhiza.    Su cabalgar cada vez era más y más desesperado deseosa de llegar a su destino pero para nada dispuesta a reconocer que se trataba de otra razón la que la llevaba a desear llegar a ese lugar cuanto antes mejor.
    Y mucho menos admitir que su desilusión al llegar al lugar no se debía a que Don Lorenzo como socio de Don Mariano había tenido que asistir también a esa reunión.
    Pasó todo el día con Elhiza y ambas comentaron cosas de sus respectivos maridos, ese sería el error de        Doña Elhiza, contar a su querida cuñada la felicidad de su marido tras la fiesta de la noche anterior, y a su vez contar las maravillas que dicho hombre podría llevar a cabo en distintas situaciones, haciendo soñar a Cataliza y desear en cierto modo eso mismo, sin sospechar que Don Lorenzo deseaba también hacérselo a ella.
    Cuando Don Lorenzo llegó a casa, la alegría que sus ojos reflejaban en la mañana había desaparecido, reemplazada por cierto enfado, debido a los comentarios de su hermano político sobre la salvaje noche pasada con su hermosa mujer. Sin fijarse nada en quien se encontraba en su casa de visita ni en que podía traer lo que hacía, caminó hacía su mujer con furia contenida, y la apresó contra la pared sin prestar la más mínima atención a su invitada.
    La beso con desesperación y sin dudar y tal vez para hacer ver a su invitada la realidad de a quien pertenecía ese hombre Elhiza no abrió la boca sobre la presencia de Catalina, y respondió sin reparos a sus besos ansiosos y a su deseo contenido.
    Catalina asombrada por el comportamiento del hombre, pero a su vez enfadada según ella por su desfachatez se levantó de donde se encontraba y dejó caer su taza de té al suelo rompiéndose en mil pedazos.
    Los amantes sorprendidos por el ruido se separaron uno perdido, la otra sonriente al ver la cara de Doña Catalina llena de disgusto y sonrosada.
Imagen que su amante vio segundos después para quedarse encandilado por esos ojos zafiro fijos en él llenos de enfado, trasmitiendo disgusto y en cierto modo celos, haciendo que los ojos de Don Lorenzo recuperasen cierto tono de felicidad, no muy duradero al ver como Catalina abandonaba su casa dispuesta quizás a no volver jamás.
    Pero el destino es caprichoso, y en cierto modo cruel, este podría haber sido el final de esta historia y ninguno habría salido mal parado más el padre deseaba tener a toda la familia unida y al enterarse de que ambos hermanos no se habían visto en varios meses sin un motivo justificado por nadie decidió que había llegado la hora de intervenir. Pues no podía permitir que lo que le había costado con tanto trabajo conseguir se fuera a la quiebra por dos hermanos peleados.
     El reencuentro fue algo inesperado ninguno estaba enterado de que los otros se encontrarían en la misma casa, el padre había dado órdenes ya que sabía que si alguno se enteraba de que el otro estaría presente no aparecían en la fiesta.
    Cual no fue la sorpresa del hombre ya entrado en años cuando sus hijos al verse se abrazaron con entusiasmo y alegría y se preguntaron mutuamente por sus respectivas vidas.
    Este extrañado decidió observar durante toda la noche de la celebración para así poder determinar si fingían en su presencia o era tal vez otro el motivo que los llevaba a actuar de esa forma.
    Sin siquiera sospechar que todo eso se debía a las dos personas que se encontraban al lado de sus respectivos hijo e hija, los cueles no sonreían pero no apartaban uno los ojos del otro.
     Enfado era sobre todo lo que se distinguía en la mirada oro y zafiro, no obstante debajo había algo más que estaba camuflado por el odio.
    La cena transcurrió tranquila como siempre pero la hora del baile llegó, y seguida de unos cuantos bailes con otras personas, ambos se encontraron en la pista de baile y más por apariencia que por otra razón bailaron la pieza que les correspondía bailar.
    Sus manos se entrelazaron y sus ojos se vieron directamente, palabras no dichas y sin pronunciar pugnaban por salir sin embargo no era lugar ni momento para ello, por lo que siguieron en silencio, reteniendo, y conteniéndose cosa que no es buena en ciertas condiciones.
    Y que como era de esperar no lo fue en esta ocasión, es por ello que cuando el bailo terminó Doña Catalina decidió abandonar la pista de baile, con cuidado y sin ser visto por nadie Don Lorenzo decidió seguirla decidido a hablar, y terminar de una vez por todas con la situación que estaban viviendo que no era para nada beneficiosa para sus respectivas parejas, y aunque como ya dije antes no amaba a Elhiza si le procesaba un tremendo cariño más eso a veces no es suficiente para considerar no hacer daño y sufrir a esa persona si el sentimiento a comparar es el amor.
    Don Lorenzo hizo también su trabajo de no ser visto al seguir a Doña Catalina que su suegro creyéndola sola decidió seguirla pues no era buena idea que Catalina caminara sola por los establos que era a donde se dirigía. Pues semejante belleza de la chica podría ser peligrosa.
    Don Lorenzo sin ser sabedor de que el padre de su mujer le seguía los pasos alcanzó a Doña Catalina en los establos y le habló:
     --¿Es consciente de que no podemos seguir así?
     --¿Es usted consciente de que no tengo nada que decirle? -le dijo esta sin más y sin mirarlo a los ojos.    
     --No fue eso lo que me pareció allí dentro. -dijo este replicándole.
    --Tal vez entendió mal.
    --¿Al igual que con la copa vacía? -dijo este ahora si acercándose más a Catalina.
    --No sé de qué me habla caballero. -dijo intentando apartarse de él y poniéndose nerviosa en cierto modo al recordar su atrevimiento de buscar el lugar exacto de esa copa.
    --O sí que lo sabe señorita y no la dejaré escabullirse de este momento, llegó el momento de aclarar las cosas. Elhiza no se merece esto.
    --Le repito que no tenemos nada que aclarar. -y ahora si se volvió a mirarlo y los zafiros eran fríos muy fríos, al parecer deseosos de no mostrar nada a su interlocutor.
    --¿Por qué bebió el contenido de la copa entonces?, estaba clara la invitación, pero usted…. -dijo este entre confundido y furioso.
    --¿Yo?, yo nada, fue usted el que entro echo todo un semental para montar a su querida yegua. -dijo esta despectivamente y segundos después se arrepintió.
    --¿Mi querida yegua? -dijo el joven entre dientes enfadado por la comparación para segundos después cogerla de los brazos y apretarla contra él: --Fue usted quien se entregó a Don Mariano Luna como si la vida le fuera en ello esa misma noche. Nunca olvidaré su forma de describirla, mientras lo desvestía con ansia y…-se calló seguro de no poder seguir hablando en bajo y sin estar dispuesto a que todo el mundo se enterara de lo que estaba pasando allí.
     --Es mi marido ¿que esperaba que hiciera? -dijo ella entre dientes enfadada:
    --Es mi mujer, ¿qué esperaba usted? -dijo ahora él recordando ese otro punto.
   Ambos se observaron un momento entre confundidos y tremendamente desesperados.
    --Esto es imposible no podemos seguir así. -susurró éste intentando tal vez que si no lo decía en alto no se cumpliría.
    --No hay nada que seguir. -susurró ella en cierto modo desilusionada.
    --Y eso es lo peor, ¿si no hemos hecho nada porque me siento tan culpable y miserable?- dijo este ahora derrotado.
    --Tal vez porque lo deseamos demasiado. -susurro ella ahora, y ambos se miraron devuelta tras esas palabras, y lo inevitable, lo que habían intentado hacer pero sin llevar nunca al final, ocurrió.
    Sus corazones se llamaron a través de sus ojos, y su cerebro dejó de funcionar, oro y zafiro se fundieron en uno, consiguiendo que inevitablemente sus labios siguieran el mismo camino.
    Ambos sin poder evitarlo debido a que sus cuerpos parecían destinados a ello se entregaron el uno al otro.
   Se olvidaron de las dos personas que los amaban por encima de todo, traicionaron los corazones y sentimientos de esas dos personas, para no traicionarse a sí mismos.
    Sin pensar en nada más que en lo que ambos deseaban y amaban culminaron su unión llevando su amor al grado de convertirlo en un delito.
   Llevando el odio y el dolor a dos corazones que solo habían sabido amar, y estar ciegos, por miedo a perder.
   Ambos sin ser conscientes de que unos ojos negros furiosos y llenos de enfado comprendiendo al fin muchas cosas, y tremendamente herido sabiendo lo que esto significaba para sus dos hijos queridos se dejaron llevar hasta el final a sabiendas de que para ambos sería la única vez que se tendrían el uno al otro.    Porque aunque no era amor lo que sentían por esas personas no podían herirlos de esa forma nunca más.
     Estaban dispuestos a renunciar a su amor, por no herir a las personas que tanto habían dado por ellas, no obstante la venganza de un padre herido es algo que no se esperaban ellos dos al llegar a la sala de baile y encontrarse con sus respectivos amantes llenos de rencor y dolor.
    Ambos esa misma mañana fueron llevados a la plaza mayor, donde el populacho los avasalló y les tiró todo tipo de verduras.
     Donde se les humillo de mil formas diferentes.
    Desde el palco de una de las posadas de la plaza mayor los que acusaban veían a los acusados con odio, heridos y enfadados, todo eso camuflaba y hacía que el amor que sentían estuviera ciego. Que la ira y el dolor dominaran sus acciones, llevando a ambos a no ver más que a dos traidores y no a sus dos seres amados. Cosa que seguramente después lamentarían por el resto de sus vidas.
     El populacho tan frío y calculador, tan lleno de ver el sufrimiento en otros en lugar de en ellos mismos. Tan ansioso de ver a otros pagar no dudaron en la sentencia a dictar.
    Traición.
    Máximo castigo a realizar.
    El peor de los castigos por traición, excusas nada más para poder divertirse y desahogarse en cierto modo su propio dolor.
    Es en ese momento que mi amada La bruja Tierra entra en acción. Es en ese momento en que se decide la sentencia en el que ella ha de llevarla a cabo.
    Mira a ambos acusados y siente cierta pena por ambos, pues en sus ojos no hay dudas, son culpables, y se lamentan por ello. Se odian a sí mismos por ser culpables de enamorarse, por ser culpables de amarse hasta el punto de no poder controlarse, y tal vez es porque ambos en el momento en que se da la sentencia la aceptan y ambos al mismo tiempo miran a sus respectivos acusadores y no los miran con reproche ni con odio.
   No los miran con deseos malos ni con ansías de venganza, sino que los observan con culpabilidad y con cariño. Los contemplan con ansias de perdón y deseando que ambos conozcan un nuevo amor, que los sepa valorar por lo que creo que ella La bruja Tierra decidió que en su castigo eterno tendrían una pequeña recompensa.
     Levantó su báculo y con estas palabras habló:
      --Vosotros pecadores, y traidores. Vosotros merecéis el castigo eterno que yo os impondré. Es por eso y que aquí delante de vuestros acusadores, del pueblo que dicto esta sentencia, de vosotros que no negáis los hechos yo os maldigo a no poder amaros libremente nunca. A estar condenados a estar cerca y a la vez lejos.
    Es por eso que a partir de hoy, mi querido cielo tendrá compañía, tú Doña Catalina Luna, a partir de ahora formarás parte del firmamento, serás compañera de penas de la noche y las estrellas, condenada a ver a todo el mundo y no poder amar nunca más a nadie ni poder tocar a tu ser amado nunca más.
    Esta es tú condena.
   Y Tú Don Lorenzo Sol serás condenado a acompañar al cielo las doce horas restantes que no se encuentre ella ni las estrellas. Serás condenado a ver a todos vivir sus vidas disfrutarlas llenas de aventuras y movilidad.   Mientras que tú nunca podrás disfrutar de eso, además de nunca más poder acercarte a nadie ni amar a nadie.
    Ambos acusados escucharon su castigo y se miraron.
   Sus ojos se encontraron una vez más y la bruja Tierra tuvo que apartar la mirada yo sabía el motivo de esto, pues ambos se trasmitían el amor que se sentían el uno por el otro, y sin más ella dijo el hechizo que hizo que el cuerpo de ambos comenzara a desaparecer. Unos segundos antes de desaparecer por completo ambos consiguieron rozarse una milésima de segundo, haciendo que ella perdiera un momento de concentración y así consiguiendo algo de tiempo para despedirse.
   Más a pesar de que ya nunca más estarían juntos ambos amantes decidieron ese segundo entregárselo a las personas que habían herido que en ese momento no supieron apreciar esa despedida de ellos.
   Mí querida bruja Tierra, tan amble y como siempre decidió entregarles unos segundos diarios para ambos.
   Nunca podrían tocarse, nunca más podrían estar juntos, nunca jamás podrían entregarse uno al otro, no obstante unos segundos al día podrían verse a los ojos una vez más y así reafirmar diariamente lo mucho que se amaban.
   Y cada día su segundo se incrementaría, según se iba acercando el verano, para cuando volviera el invierno volver a menguar el tiempo de estar juntos.
   Es por eso que la Luna y el Sol muy pocas veces están a la vez en el cielo y cuando están, están en lugares completamente opuestos. Debido a la sentencia y a su castigo eterno solo pueden verse un corto periodo de tiempo pero nunca, nunca tocarse el uno al otro.
   Aunque a mí me gusta pensar que mi querida Bruja Tierra les quiso regalar algunos momentos íntimos cada cierta cantidad de tiempo para poder soportar ese castigo eterno.
   Y es cuando hay algún eclipse de Sol o de Luna, que ambos pueden al fin tocarse y rogar por que llegué pronto el próximo encuentro después de todo lo único que hicieron fue amar.
   Por muy caprichoso que sea el destino y todo lo demás el amor es un sentimiento imposible de controlar, no te enamoras de quien tú quieres por desgracia, y una vez te has enamorada de alguien es casi imposible olvidar a esa persona por mucho que te lo propongas. Es por eso que a veces el amor es lo peor que te puede pasar, más también y nadie puede discutirlo es algo que puede darle sentido a todo lo demás.
    ¿Quién puede culpar a la Luna y el Sol por dejarse llevar?, ¿Acaso deberían de haberse contenido?
    ¿Alguien alguna vez ha sido capaz de llevar semejante cosa a la práctica?
     Bueno esa es la historia de Doña Catalina Luna y Don Lorenzo Sol, espero que no sean juzgados por todos como culpables, y que algunos piensen como mi querida Bruja Tierra y tengan cierta piedad de ellos, pues amar no siempre es fácil y ellos ya están pagando con su:
                                                                      Castigo Eterno.
Fin.